Retos del Nuevo Liderazgo

La toma de mando y la conformación del nuevo gabinete marcaron los feriados del bicentenario con mucha incertidumbre. Luego del discurso del 28 de julio, irreprochable en intensiones y propósitos, el nombramiento de personas cuestionables en algunos altos cargos sectoriales devolvió a la ciudadanía a la inquietud y al recelo.
Es cierto que antes ha habido ya ministros con pésimos antecedentes, que asumían el cargo para servir a las empresas en las que habían antes trabajado, o presidentes con prácticas condenables y hasta criminales. Pero justamente un gobierno que busca diferenciarse y ejercer el poder para servir al pueblo, no puede repetir esos errores.
Por otra parte, es justo reconocer lo difícil de asumir el cargo con una campaña golpista vigente en la mayoría de medios de comunicación nacionales. Por lo que es de justicia el apoyo y la defensa de un régimen que recién empieza y que también viene dando poder sectorial a personas y organizaciones firmemente comprometidas con la democracia.
Después de 200 años de traición desde el Estado al proyecto Republicano, la vigilancia crítica es fundamental. Pero también lo es reconocer el derecho del Presidente a construir un liderazgo que, a la vez que resista al sectarismo y la corrupción, mantenga el rumbo por el que votó la mayoría, hacia los derechos e igualdad ante la Ley para todas y todos.