Editorial: 2017-09-12

Mucho se ha hablado y discutido sobre la huelga magisterial que acaba de ser levantada. Y es que los docentes han podido coordinar una acción que ha alcanzado todos los rincones del país. No por gusto han logrado un muy amplio respaldo de padres de familia, e incluso el apoyo solidario de muchos sectores de la sociedad. Por ello, queremos compartir algunas reflexiones.

Lo primero es, reconocer que las demandas del magisterio son legítimas. Es decir, las causas de la huelga son reales y justifican este reclamo sindical. No puede ser que todavía haya docentes que han estudiado 5 años, y que tienen la tarea de educar a nuestros hijos, ganando poco más de 1,200 soles al mes.

De igual forma, queremos valorar la demanda magisterial de defender la escuela pública. Y es que, a pesar de los discursos y proyectos del MINEDU, sigue creciendo la educación privada, en desmedro de la escuela pública. En Lima incluso ya habría superado el 50 %.

En esa dirección, y en contra de lo que dicen las autoridades, algunos analistas aseguran que sí hay dinero para financiar mejor la educación nacional. Solo que el dinero se pierde en la corrupción, o en las exoneraciones tributarias que gozan injustamente grandes empresas.

Por otro lado, hay que resaltar que esta huelga ha marcado el fin de una era en el sindicato. Es claro que acabó el control partidario que Patria Roja ha tenido de este importante sector, que seguro será reemplazado por una nueva generación dirigencial.

También es importante identificar las severas debilidades que ha tenido el gobierno central para manejar el conflicto. Primero, negociando con los Gobernadores Regionales o con el Sute Nacional, como si ellos hubieran convocado a la huelga. O acusando luego a los dirigentes de pertenecer a organizaciones violentistas.

Finalmente, queremos destacar los logros alcanzados con esta medida:

  1. Se ha vuelto a colocar el tema educativo en la agenda pública nacional.
  2. Se ha logrado adelantar un aumento importante, pero sobre todo, el acuerdo de que debe otorgarse aumentos progresivos.
  3. Se ha avanzado en el reconocimiento de la deuda social que tiene el Estado con el magisterio.
  4. Se ha abierto un debate sobre la evaluación y sobre su carácter formativo o punitivo.

Con estas breves ideas, desde Llaqtanchispaq queremos solidarizarnos con el magisterio, y a la vez reafirmar que el diálogo es el camino para la resolución de los conflictos en nuestro país.