Apurímac: Débil Respuesta Popular

Frente a la grave situación que vive hoy el país, que cuestiona frontalmente el sistema político hoy vigente, miles de peruanos, sobre todo en la ciudad de Lima, se han venido movilizando y manifestando, mostrando su rechazo a la corrupción y exigiendo el cierre del congreso de la república.

Sin embargo, en nuestra región, esta vez la movilización no se ha mostrado con fuerza suficiente. Los grupos juveniles, los sindicatos, las comunidades, los barrios, las organizaciones en general, no han salido a expresar su indignación.

Frente a ello, cabe que nos preguntemos… ¿Qué ha pasado? ¿Es que no estamos indignados? ¿Cómo explicar esta débil reacción popular?

Conversando sobre esto con algunos liderazgos, entre otras explicaciones, hemos sacado algunas probables razones que pueden servirnos para la reflexión:

Un primer factor que podría ayudar a explicar esta débil respuesta, entre muchos otros, es el que tiene que ver con el proceso de despolitización que vivimos en nuestra sociedad, que hace que estemos atentos a las cortinas de humo del gobierno, a los programas de la llamada “tv basura”, pero indiferentes frente a la realidad política.

Otra explicación, relacionada con lo anterior, tiene que ver con la aparentemente “gran capacidad de lucha” que tenemos, pero solo cuando se trata de reivindicaciones muy concretas y económicas. Como dicen algunas dirigentas, “luchas inmediatistas”. Pero a la vez con muy poca capacidad para asumirnos como parte de una lucha mayor, como puede ser la lucha por moralizar el país. Como si fueran valores abstractos, alejados de nuestra vida cotidiana.

Y una 3ra. explicación se orienta más a revelar la forma nociva en que las redes sociales vienen afectando nuestra capacidad de actuar, sobre todo entre la juventud. Es decir, por este fenómeno que nos lleva a creer que poner “me gusta” en el facebook es suficiente para cambiar la realidad. Como si pudiéramos transformar el país desde una cabina de internet,  lejos de la tradicional movilización estudiantil en institutos y universidades.

Abandonemos ya la comodidad de nuestra vida indiferente, y empecemos a preocuparnos por quienes están decidiendo sobre nuestra vida, sobre la vida de nuestras hijas e hijos, y sobre el futuro de nuestros pueblos.

¡Acción ahora!